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Confiar, Amar y Servir: Cuando Dios Todavía Está Obrando en tu Pareja

  • Foto del escritor: Fernando Arias
    Fernando Arias
  • 4 feb
  • 4 Min. de lectura


Sirviendo en Ministerio Ondas en 2008 / Seminario "Noviazgo con Propósito"
Sirviendo en Ministerio Ondas en 2008 / Seminario "Noviazgo con Propósito"

"Yo y mi casa serviremos a Jehová" (Josué 24:15 RVR1960)


En el año 2005, mi vida dio un giro inesperado pero espiritualmente orquestado. Fue en el servicio a Dios donde conocí a mi esposa, María Eugenia. Ambos teníamos un corazón dispuesto para la obra del Señor y, sin darnos cuenta, él nos estaba uniendo, no solo en propósito, sino también en amor. Desde el inicio, ella fue un pilar en mi llamado, así como yo lo fui en el de ella. A lo largo de los años, hemos aprendido que servir juntos en el Reino de Dios no significa siempre hacer exactamente lo mismo, sino complementarnos en la obra, cada uno con sus dones y talentos, pero con un mismo propósito: glorificar a Dios. Hoy, es un gozo ver a nuestros hijos, Fernando, Mía y Evan, seguir nuestros pasos y servir al Señor junto a nosotros.


El servicio a Dios en el matrimonio es una bendición, pero también requiere compromiso,

paciencia y unidad. No siempre se avanza al mismo ritmo, pero lo importante es caminar en la misma dirección, con los ojos puestos en Cristo. Como dice Amós 3:3: "¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?". La unidad en el propósito fortalece el matrimonio y permite que la pareja sea un reflejo del amor de Dios.


Cuando tu pareja "no está lista" para servir contigo.


Sin embargo, no todos los matrimonios comienzan así. Muchas personas sienten frustración porque desean servir a Dios con su pareja, pero el otro aún no comparte la misma pasión o está en un proceso diferente. Si este es tu caso, quiero recordarte algo: Dios tiene su tiempo perfecto para cada persona. La Palabra dice en Eclesiastés 3:1 "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora." Quizás hoy sientes que sirves solo/a, pero eso no significa que siempre será así. Dios podría estar obrando en el corazón de tu cónyuge, aunque no lo veas de inmediato.


Es importante recordar que el llamado de Dios es individual. Y aunque como pareja se camine juntos, el crecimiento espiritual es un proceso personal. Filipenses 1:6 nos da una promesa esperanzadora: "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo". Dios sigue trabajando en cada vida de manera única.


Consejos para mantener la fe y la paciencia


1. Ora con perseverancia – "La oración eficaz del justo puede mucho" (Santiago 5:16). No subestimes el poder de la oración. Pide a Dios que prepare el corazón de tu pareja y que le muestre el gozo de servirle. La oración trae cambios que nuestras palabras no pueden lograr.


2. Predica con tu ejemplo – "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas" (1 Pedro 3:1). Este principio también aplica a los esposos. Muchas veces, el testimonio silencioso es más poderoso que mil palabras.


3. No impongas, inspira – El servicio a Dios es un llamado, no interuumpas ni te conviertas en un obstáculo para lo que el Espíritu Santo podría estar haciendo en tu pareja. En lugar de presionarlo/a, muéstrale con amor y paciencia cómo servir a Dios ha transformado tu vida y la paz que te brinda. 2 Timoteo 2:24-25 nos enseña que "el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido".


4. Aprovecha cada oportunidad de compartir – Si bien tu pareja aún no está involucrada activamente en el servicio, pueden hacer cosas juntos que fomenten el crecimiento espiritual, como estudiar la Biblia, orar en pareja, congregarse o asistir a activiades en tu iglesia. Es un buen comienzo. Además valora lo que tu pareja podría ya estar aportando a tu llamado al valorarte, acompañarte, o sencillamente estar allí cercanamente a ti cuando te toque servir a Dios. Mateo 18:20 nos recuerda: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Dale tiempo y deja que Dios, no tú, haga la obra en él / ella.


5. Confía en la promesa de Dios – "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos 16:31). Dios tiene planes para tu matrimonio y tu familia. No pierdas la fe ni la esperanza. Aun cuando parezca que no hay avances visibles, Dios sigue obrando detrás de escena.


Unidos en la obra del Señor


El matrimonio es un regalo de Dios y, cuando ambos caminan en su propósito, se convierten en una fuerza poderosa en su Reino. Pero si aún estás esperando que tu cónyuge se una a ti en el servicio, no te desesperes. Sigue confiando, orando y mostrando el amor de Cristo en tu hogar. Dios es fiel y su tiempo es perfecto.

Nosotros seguimos viendo su mano obrando en nuestra familia, y si algo hemos aprendido es que servir juntos a Dios no solo fortalece el matrimonio, sino que deja un legado de fe para las generaciones futuras. Salmo 128:1-3 describe la bendición de un hogar que teme y sirve al Señor: "Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos... Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa".


Si hoy siembras en obediencia y amor, mañana cosecharás un matrimonio y una familia arraigados en el servicio a Dios. No pierdas la esperanza, porque Dios es quien completa la obra en cada uno de nosotros. Recuerda: Cuando tu pareja aún no está lista: espera, ama y sigue sirviendo.


¿Te puedo recomendar una canción para escuchar durante este tipo de procesos? Aquí te va: https://youtu.be/ls97b-AYNoo?si=aOpT10KE7_fTdgjt


¡Que el Señor bendiga tu hogar y te dé la paciencia y la gracia para esperar su obra en tu matrimonio!

 
 
 

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