Devocional de Semana Santa: Martes Santo
- Fernando Arias
- 16 abr
- 4 Min. de lectura
Lectura bíblica: Mateo 23:1-12
1 Entonces habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: 2 En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.3 Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5 Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 7 y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. 8 Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. 9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. 10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. 11 El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12 Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Reflexión devocional
El Martes Santo fue un día cargado de enseñanzas directas. Jesús, sabiendo que sus días en la tierra estaban contados, habló sin reservas. Señaló con claridad la hipocresía de los fariseos y escribas, líderes religiosos que enseñaban una cosa, pero vivían otra.
Este día nos confronta también a nosotros. Nos recuerda que es posible caer en la trampa de aparentar una espiritualidad superficial, de buscar reconocimiento humano mientras dejamos de lado lo esencial: la obediencia sincera a Dios y el amor al prójimo.
Jesús nos llama a vivir con coherencia, a no buscar aplausos ni títulos, sino a servir con humildad. En el Reino de Dios, el mayor es quien se hace siervo. Y en su mirada, no importan las apariencias, sino la verdad que hay en nuestro corazón.
Hoy es un buen momento para examinarnos. ¿Qué hay detrás de nuestros actos? ¿A quién buscamos agradar con lo que hacemos? Que el Señor nos ayude a vivir con integridad y humildad, sirviendo a los demás como lo hizo Cristo.
Datos interesantes sobre el Martes Santo
Jesús habló en el área más importante del templo: Ese día, Jesús enseñó y confrontó a los líderes religiosos en el Patio de los Gentiles, el espacio más amplio del Templo de Jerusalén, donde se reunían multitudes. Era la zona donde se permitía el comercio y los cambistas, y donde cualquier persona podía escuchar las enseñanzas. Esto hizo que sus palabras se volvieran públicas y abiertas para todos, exponiendo a los fariseos y escribas delante de todo el pueblo.
La “cátedra de Moisés” realmente existía: Jesús menciona en Mateo 23:2 que los escribas y fariseos se sentaban en “la cátedra de Moisés”. En varias sinagogas antiguas de la época se han hallado sillas talladas en piedra que ocupaba el líder de la sinagoga para leer la Ley, conocidas como sillas de Moisés. Jesús reconocía su autoridad para enseñar la Ley, pero condenaba su hipocresía.
Las “filacterias” y los “flecos del manto” tenían un simbolismo bíblico: De estos flecos he hablado recientemente en la iglesia, refiriéndome al Talit (el manto). Cuando Jesús denunció que ensanchaban sus filacterias y alargaban los flecos de sus mantos (Mateo 23:5), se refería a prácticas basadas en la Ley de Moisés (Deuteronomio 6:8; Números 15:38-39). Las filacterias eran pequeñas cajas de cuero con versículos bíblicos atadas a la frente o al brazo durante la oración, y los flecos (tzitzit) recordaban los mandamientos. Jesús no condena la práctica en sí, sino su uso ostentoso para aparentar santidad.
Ese día Jesús pronunció los famosos “Ay de vosotros”: En Mateo 23:13-36, después de este discurso, Jesús pronuncia siete advertencias conocidas como los “Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas”. Estas imprecaciones eran fórmulas muy fuertes en la tradición profética judía, que anunciaban juicio divino. Al usarlas, Jesús se identificaba abiertamente como profeta y anunciaba el fin del sistema religioso corrompido.
Históricamente, las tensiones ya eran insoportables: Desde su entrada triunfal en Jerusalén, los sacerdotes y fariseos ya buscaban manera de detenerlo. Joséfo, historiador judío del siglo I, relata que la influencia de los fariseos sobre el pueblo era grande, pero sus disputas con otros grupos, como los saduceos, y con líderes mesiánicos provocaban fuertes crisis religiosas y sociales. Jesús se atrevió a denunciar públicamente un sistema injusto en un momento de máxima tensión, sabiendo que esto lo llevaría a la cruz.
El Martes Santo provocó la decisión final de eliminar a Jesús: Este día fue determinante. Mateo 26:3-5 relata que tras estos acontecimientos, los principales sacerdotes, escribas y ancianos se reunieron en casa de Caifás, el sumo sacerdote, para planear la captura y muerte de Jesús. El escándalo público que causó al deslegitimar su autoridad espiritual hizo que ya no pudieran tolerarlo.
Jesús reafirmó el valor de la humildad en un mundo de jerarquías: En una cultura donde los títulos de Rabí, Maestro y Padre eran símbolos de poder religioso y social, Jesús revirtió esa mentalidad. Enseñó que el mayor en el Reino debía hacerse servidor de todos. Esto rompía radicalmente con las jerarquías religiosas judías y con la estructura de autoridad de todo el mundo antiguo.
Dato curioso
El Martes Santo es conocido como el día de las controversias, porque Jesús sostuvo fuertes confrontaciones verbales con los líderes religiosos en el templo. Además, según la tradición, ese día narró varias de sus parábolas más conocidas, como la de las Diez Vírgenes, la de los Talentos y la de las Ovejas y los Cabritos.
Oración
Señor, examina mi corazón. Que no viva para aparentar ni para buscar reconocimiento. Líbrame de toda actitud orgullosa y enséñame a servir con humildad. Que mis palabras y mis actos reflejen tu verdad, y que pueda honrarte en lo público y en lo secreto. Hazme un verdadero discípulo tuyo. En el nombre de Jesús, amén.
¡Seguiremos con nuestro devocional de Miércoles Santo!
Comments