Devocional de Semana Santa: Miércoles Santo
- Fernando Arias
- 16 abr
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 16 abr
Lectura bíblica: Mateo 26:14-16
14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.

A diferencia de otros días de la Semana Santa, los evangelios no relatan extensamente los hechos ocurridos el miércoles. Sin embargo, la tradición cristiana, basada en la cronología de los evangelios, lo ha identificado como el día en que Judas Iscariote hizo el acuerdo con los principales sacerdotes para entregar a Jesús. Para nosotros, el miércoles es recordado como el día de la traición.
Judas, uno de los doce discípulos más cercanos a Jesús, tomó la decisión de entregarlo a sus enemigos. Por treinta piezas de plata vendió al Maestro, abriendo así el camino para los acontecimientos de la Pasión.
Hoy es es un día que nos invita a la reflexión personal. No sólo sobre la figura de Judas, sino sobre las veces en que, con nuestras decisiones, también hemos traicionado o menospreciado a Jesús. Cuando negamos su palabra, cuando callamos lo que creemos, cuando anteponemos intereses personales a su voluntad, estamos actuando de forma semejante.
Judas no cayó de la noche a la mañana. La Escritura muestra que su corazón se había ido enfriando y endureciendo, alimentando la avaricia y dejando que el enemigo encontrara lugar. Este suceso nos enseña que las pequeñas concesiones, las decisiones no confrontadas, pueden llevarnos a los peores actos. Así es como, de manera lenta y progresiva, nos vamos alejando de Dios. Sin darnos cuenta, en poco tiempo sustituimos nuestra comunión con Él por nuestras propias agendas, prioridades y asuntos personales. Lo que antes ocupaba un lugar central en nuestro corazón y en nuestra vida, empieza a desplazarse hasta quedar en un rincón olvidado.
Datos interesantes sobre el Miércoles Santo
Treinta piezas de plata: Según Mateo 26:15, Judas traicionó a Jesús por treinta piezas de plata. Esta cantidad no fue casual. En la ley mosaica, treinta piezas de plata era el precio que se pagaba por la vida de un esclavo si moría (Éxodo 21:32). En términos proféticos, Zacarías 11:12-13 habla de este mismo monto como un pago despreciable por un pastor rechazado por su pueblo, anticipando el desprecio hacia el Mesías.
La figura de Judas no fue vista como villana desde el principio: Judas fue uno de los doce, elegido personalmente por Jesús (Marcos 3:19). Fue el tesorero del grupo (Juan 12:6), lo que implica que tenía cierta confianza. Su traición fue aún más dolorosa porque vino de alguien cercano, cumpliendo las palabras del Salmo 41:9: “Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar.” (experiencia que sufrió David.)
La conspiración contra Jesús fue en casa de Caifás: Según Mateo, los líderes religiosos se reunieron en secreto en la casa de Caifás, el sumo sacerdote. Esto muestra el temor que tenían de arrestar a Jesús durante el día, por miedo a la reacción del pueblo.
El acto de traicionar con un beso tenía un profundo simbolismo cultural: Más adelante, Judas entregaría a Jesús con un beso (Mateo 26:48-49). En el contexto judío del siglo I, un beso era una muestra de respeto y afecto profundo entre maestro y discípulo. Utilizar ese gesto para señalarlo a sus enemigos fue un acto de doble traición, y por eso se consideró una infamia grave.
El Miércoles Santo enseña sobre la oportunidad de arrepentirse: Aunque Judas ya estaba determinado a traicionar, aún tenía oportunidad de volverse atrás. El Evangelio de Mateo relata que después sintió remordimiento (Mateo 27:3-5), pero no acudió al perdón de Dios sino que se quitó la vida.
Este día es una oportunidad para pedir a Dios un corazón limpio, sensible a su voz y libre de toda raíz de amargura, envidia o avaricia. Que nada nos aparte de Él.
Dato curioso
En la tradición cristiana antigua, al Miércoles Santo también se le conoce como el “Miércoles de Tinieblas”, porque representa la oscuridad que empezó a rodear a Jesús en las horas previas a su arresto y pasión. Era costumbre en algunas iglesias apagar poco a poco las luces o velas durante las lecturas de los textos que narraban la traición de Judas.
Oración
Señor, guárdame de caer en tentación. No permitas que la avaricia, el orgullo o el miedo encuentren lugar en mi corazón. Límpiame de todo lo que pueda separarme de ti.
Ayúdame a serte fiel, aun en los momentos difíciles, y a honrarte con mis decisiones. Que nunca te traicione por nada de este mundo y mi relación contigo no se vea afectada por mis intereres personales. Ofrezco ponerte en el primer lugar de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
Te invito a estar atento a nuestro devocional de mañana, Jueves Santo. Es un día muy especial para nuestra fe.
Comments