Cómo soportar los tiempos difíciles con Dios de nuestro lado
- Fernando Arias
- 17 may 2023
- 3 Min. de lectura

La vida está llena de altibajos y momentos difíciles que nos desafían emocionalmente, mentalmente y espiritualmente. Sin embargo, como creyentes, tenemos la bendición de contar con la presencia y el apoyo de Dios en todas las circunstancias.
En este artículo, exploraremos cómo podemos enfrentar los tiempos difíciles con Dios de nuestro lado, encontrando consuelo, fortaleza y esperanza en nuestra fe.
1. Mantén una relación cercana con Dios:
El primer paso para soportar tiempos difíciles es mantener una relación cercana con Dios a través de la oración, la lectura de la Biblia y la adoración. La comunicación constante con Dios fortalece nuestra fe y nos conecta con Su amor y sabiduría. Enfócate en cultivar una vida de oración diaria y dedica tiempo a estudiar las Escrituras para encontrar guía y consuelo en las promesas de Dios.
Recuerda Filipenses 4:6-7: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."
2. Confía en la providencia de Dios:
Proverbios 3:5-6: "Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.".
Aunque los tiempos difíciles pueden parecer abrumadores, recuerda que Dios está en control y tiene un plan para tu vida. Confía en la providencia divina y en Su capacidad para trabajar todas las cosas juntas para tu bien, incluso en medio de las adversidades. Romanos 8:28 nos asegura: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados según su propósito".
3. Busca apoyo:
No tienes que enfrentar los tiempos difíciles solo. Busca apoyo en tu iglesia o círculos sociales que bendicen tu vida (familia o amigos). Comparte tus cargas con otros hermanos y hermanas en Cristo y recibirás consuelo, aliento y oraciones. Gálatas 6:2 nos insta: "Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo".
Al respecto, Hebreos 10:24-25 dice: "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca."
4. Medita en las promesas de Dios:
La Biblia está llena de promesas de Dios que nos brindan consuelo y esperanza en tiempos difíciles. Memoriza y medita en versículos como Isaías 41:10: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te fortalezco; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". Al recordar y reclamar estas promesas en fe, encontrarás fortaleza y paz en medio de las pruebas.
5. Aprende lecciones que beneficien tu crecimiento y madurez espiritual:
Aunque los tiempos difíciles son desafiantes, también nos brindan oportunidades para crecer espiritualmente. Permítele a Dios trabajar en tu carácter y en tu fe a través de las dificultades.
Santiago 1:2-4 nos anima diciendo: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna".
En conclusión, enfrentar tiempos difíciles con Dios de nuestro lado es un regalo invaluable que nos brinda consuelo. Mantener una relación cercana con Él, confiar en Su providencia, buscar apoyo en aquellos cercanos a nosotros, meditar en Sus promesas y aprender lecciones de crecimiento espiritual, nos permitirá atravesar las pruebas con valentía y perseverancia. Recuerda que no estás solo, y que Dios camina a tu lado en cada paso del camino. Confía en Su amor inquebrantable y aférrate a la esperanza que solo Él puede ofrecer. Ten presente que encontrarás consuelo en las palabras de Jesús: "En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33).



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