Devocional de Semana Santa: Domingo de Ramos
- Fernando Arias
- 13 abr
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 14 abr
Durante esta semana, recordamos paso a paso los momentos más importantes de la Semana Santa, desde la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén hasta la gloriosa mañana del Domingo de Resurrección. Cada día encontrarás aquí una lectura bíblica, una narración sencilla de lo que ocurrió, reflexiones personales y una oración que puedes hacer en familia o de manera personal. También compartiremos algunos datos curiosos que enriquecen nuestro entendimiento de estos hechos.
Mi oración es que esta semana no pase como una tradición más, sino que se convierta en una oportunidad para acercarnos a Dios por medio de Jesús, comprender Su amor, y renovar nuestro compromiso con Él.
Te animo a leerlo cada día, tomar un momento para orar, y si puedes, compartirlo con alguien más. Que juntos vivamos una Semana Santa con propósito y corazones agradecidos.
DOMINGO DE RAMOS

LECTURA BÍBLICA DE HOY: Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo:¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es este? Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea. Mateo 21:6-11
Jerusalén estaba en plena celebración. La ciudad rebosaba de gente que venía a celebrar la Pascua. En medio de esa expectación, aparece Jesús montado en un asno, y la multitud corre a su encuentro, gritando “¡Hosanna al Hijo de David!”. Era una escena impresionante: mantos en el suelo, ramas de palma agitadas en alto, y un gentío reconociendo públicamente a Jesús como el Salvador.
Pero detrás de esa algarabía había corazones volubles. Las mismas voces que gritaban “¡Hosanna!” el domingo, estarían gritando “¡Crucifíquenlo!” el viernes. Así de inconstante es la humanidad. Somos, por naturaleza, volubles. Hoy se celebra a alguien y mañana se le olvida. Hoy se honra a un líder, y mañana se le traiciona.
Jesús sabía esto, y aún así decidió entrar en Jerusalén. Lo hizo sabiendo que esas palmas y mantos pronto serían reemplazados por una corona de espinas y una cruz. Y eso me hace pensar cuánto nos parecemos a esa multitud. Hoy alabamos, hoy cantamos, hoy decimos “Señor, eres mi Rey”, pero cuando Dios no responde a nuestras expectativas o no actúa como esperamos, nuestro entusiasmo se enfría y nuestra adoración mengua.
Debemos tener cuidado. Por eso hoy quiero compartirte tres alertas importantes:
1. CUIDADO: A veces nuestra percepción de quién es Jesús cambiará cuando Él no cumple con “nuestras demandas”. La gente esperaba un libertador político, un Mesías guerrero, y al ver que Jesús no derrocaba a Roma, su entusiasmo se apagó. Que no nos pase lo mismo cuando Dios decide obrar de manera diferente a la que imaginábamos.
2. CUIDADO: A veces mengua nuestra expresión de amor hacia Dios cuando olvidamos lo que su sacrificio representa para nosotros. Cuando lo cotidiano, los problemas o las distracciones apagan nuestra adoración, comenzamos a dar por sentado la gracia que recibimos.
3. DE PALMAS Y MANTOS A ESPINAS Y UNA CRUZ: Nuestra adoración se apaga progresivamente si no la alimentamos con gratitud, obediencia y comunión diaria. Es fácil cantar "Hosanna" cuando todo va bien, pero el verdadero discípulo sigue honrando a su Rey hasta en los días oscuros.
Hoy es un buen momento para examinar cómo está nuestro corazón. ¿Estamos en el grupo que celebra a Jesús solo cuando hay multitudes? ¿O somos de los que permanecen a su lado hasta la cruz y más allá? Según los evangelios, solamente Juan estuvo presente en la crucifixión junto a algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús. Es decir, de los doce discípulos originales, sólo Juan se quedó cerca de la cruz. Los otros huyeron después de la captura de Jesús en Getsemaní. Pedro lo siguió de lejos hasta el patio del sumo sacerdote, donde luego negó a Jesús tres veces (Esto lo lees en Lucas 22:54-62), pero no estuvo en el Gólgota.

Dato histórico
En tiempos bíblicos, colocar los mantos en el suelo delante de alguien era un gesto de respeto y sumisión, reservado para los reyes. Lo mismo hicieron con Jehú cuando fue proclamado rey (Lo lees en 2 Reyes 9:13).
La multitud que lo hizo con Jesús esperaba que Él estableciera un reinado terrenal, sin entender que su Reino era eterno y espiritual. Hoy seguimos llamados a rendir a sus pies no nuestras palmas, sino nuestra vida entera.
Oración para hoy
Señor Jesús, hoy reconozco que muchas veces he sido como esa multitud voluble. Te he buscado solo cuando necesito algo o cuando todo marcha bien. Perdóname por las veces que mi entusiasmo espiritual y mi adoración a ti ha dependido de las circunstancias. Hoy quiero reconocerte como Rey de mi vida, no solo con mis palabras, sino con hechos y obediencia diaria. Que mi adoración no dependa "del momento", sino de quien eres Tú: mi Salvador y mi Señor. Amén
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Que esta lectura haya sido de bendición para tu vida y tu familia. Te animo a mantenerte expectante, porque mañana continuaremos con el siguiente devocional, rumbo al glorioso Domingo de Resurrección. ¡No te lo pierdas!
Acá tienes un enlace a al video de la entrada de Jesús a Jerusalén para que imagines cómo pudo haber sido: https://youtu.be/kr-GPp2L9mE?si=LxTp7KgP3r1ofl33&t=771