¿Jesús aún hace milagros?
- Fernando Arias
- 4 dic
- 3 Min. de lectura
A veces en nuestra caminata con Jesús enfrentamos pensamientos que no nacen de incredulidad, sino de humanidad. No son negaciones de la fe, sino dudas que aparecen cuando las temporadas se vuelven largas y los cielos parecen grises. Recientemente compartí con la congregación que en un momento así surgió en mí una inquietud: ¿Jesús aún hace milagros? No era duda hacia Jesús ni hacia su poder. Era la clase de interrogante que surge cuando la vida presiona fuerte y el corazón busca entender cómo actúa Dios.

Me pregunté si los milagros que Jesús hizo siguen siendo una realidad hoy. Sabemos que ocurrieron hace más de dos mil años. Sabemos que su ministerio en la tierra fue perfecto. Sin embargo, cuando la espera se extiende, es natural preguntarse si Él continúa poniendo su mirada sobre nosotros. Esa pregunta no brota de incredulidad, sino del deseo profundo de ver su mano una vez más. Llevé esa inquietud a oración. No para cuestionar mi fe, sino para pedirle que afirmara mi corazón. Y al orar, comprendí que su poder no es un recuerdo histórico ni un relato distante.
Quizás de identifiques con esa inquietud y necesitabas esta afirmación: Jesús sigue vivo y activo. Él no cambia. Su poder no se agota y su compasión no disminuye. Prometió que seguiría obrando y que el Espíritu Santo estaría con nosotros. La Biblia también muestra que después de su ascensión siguió trabajando en su iglesia y los milagros nunca dependieron de su ubicación física, sino de su autoridad eterna. Él continúa respondiendo oraciones y la historia de la iglesia lo confirma una y otra vez.
Compartir esta reflexión no significa que yo haya dudado de Jesucristo. Al contrario. Significa que entiendo a la iglesia porque camino la misma fe que todos caminamos. Significa que reconozco que la fe también piensa, pregunta y busca respuestas. Y eso no debilita la confianza, la fortalece, porque nos lleva de regreso a la verdad que sostiene nuestra confianza en Dios y Su Espíritu Santo.
A lo largo de los años, muchas historias han dado testimonio de que Jesús sigue obrando con poder. Una de ellas cuenta acerca de un pequeño de apenas tres meses que sufrió una invaginación intestinal tan severa que fue llevado de emergencia al hospital. El sangrado era tan crítico que los médicos no ofrecieron muchas esperanzas de vida. Su mamá, una mujer de fe firme, recordó la palabra y la promesa que había recibido de parte del Señor, la convicción de que ese niño sería apartado para Dios y para su obra. Mientras el pronóstico clínico anunciaba lo peor, ella oró creyendo en el Dios que tiene la última palabra. Contra toda expectativa médica, el bebé fue sanado de manera milagrosa. Y quien escribe estas líneas que estás leyendo es ese niño que hoy puede afirmar que Jesús aún hace milagros. Y mientras lees esto, recuerda algo más, tú también eres uno de ellos.
Jesús sigue mirando a su pueblo. Sigue interrumpiendo historias. Sigue entrando en los caminos de quienes claman. Y aunque haya temporadas grises, su luz no se apaga. Su poder no ha perdido vigencia. Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Juan 14:12: De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Mi intención al compartirlo es que cada lector en este espacio se sienta acompañado y comprendido. Porque cada vez que levantamos la mirada y volvemos a su Palabra descubrimos lo mismo: Jesús aún hace milagros. Y cuando Él fija pone su mirada en nosotros, nuestra historia de pronto puede cambiar.
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