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¿Por qué muchas personas dejan de congregarse?

  • Foto del escritor: Fernando Arias
    Fernando Arias
  • 5 mar 2024
  • 4 Min. de lectura

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En un mundo donde las iglesias son tan accesibles como las esquinas de las calles, es desconcertante observar cómo muchos cristianos optan por no congregarse. ¿Por qué sucede esto? ¿Qué lleva a alguien que profesa su fe en Cristo a apartarse de la comunidad de creyentes, a pesar de que la Biblia nos insta a no abandonar el hábito de reunirnos regularmente?


Es cierto que la historia de la iglesia está salpicada de episodios dolorosos y decepcionantes. Las fallas humanas, los escándalos y las divisiones han dejado cicatrices en el cuerpo de Cristo. Sin embargo, a pesar de estas imperfecciones, debemos recordar que la iglesia no es una institución perfecta, sino un reflejo de la humanidad misma, con todas sus virtudes y sus defectos.


Una particular generación que no se siente motivada por asistir a una iglesia local es la juventud. La mayoría de los jóvenes carecen de una base sólida en la fe y no reciben la instrucción necesaria para analizar de manera crítica los argumentos de los escépticos que desafiarán su fe. Esto los deja desprovistos al enfrentarse al ambiente escolar o universitario, donde gran parte del currículo menosprecia los fundamentos de su fe.


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Un elemento crucial para evitar que los niños y jóvenes se desvíen de su fe es la influencia de sus padres. Un estudio reveló que cuando ambos padres son activos y firmes en su fe, el 93% de sus hijos permanecen fieles. En el caso de que solo uno de los padres sea fiel, este porcentaje disminuye al 73%. Cuando ninguno de los padres participa activamente en la iglesia, solo el 53% de los hijos permanecen fieles. En situaciones donde ninguno de los padres muestra interés y solo asisten esporádicamente a la iglesia, el porcentaje desciende drásticamente al 6%. "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él" (Proverbios 22:6). Otro factor que debilita la credibilidad en la iglesia como institución es la caída de quienes lideran el ministerio, indistintamente su título o función ministerial. Es verdaderamente doloroso cuando un líder cristiano atraviesa por una crisis de fe. El impacto de esta situación se hace sentir no solo en él, sino también en su familia, su ministerio y en la iglesia en general. A menudo, esta lucha interna viene acompañada de otras situaciones difíciles, como divorcios, la revelación de pecados ocultos o la adopción de normas morales que contradicen los principios cristianos. Estos momentos son especialmente desgarradores cuando involucran a líderes cristianos, ya que su trayectoria dentro de la iglesia los convierte en figuras públicas y sus decisiones tienen un impacto amplificado.

La experiencia de pertenecer a la iglesia, tanto como institución como comunidad de fieles y creyentes, ofrece una serie de aspectos a considerar que pueden influir en la decisión de permanecer en ella. Aquí se presentan algunas perspectivas:


1. Comunidad y compañerismo: En la iglesia, se comparte la fe con otros cristianos, lo que brinda oportunidades para relaciones significativas, aprendizaje conjunto y apoyo mutuo en el camino espiritual.

2. Aprendizaje y estudio: Asistir permite profundizar en el conocimiento de la Biblia, facilitando el crecimiento espiritual y la comprensión de la Palabra de Dios.

3. Ambiente de adoración: La iglesia es un espacio dedicado al culto y la alabanza a Dios, donde se congregan para orar, cantar himnos y celebrar los sacramentos, fomentando una conexión con lo espiritual.

4. Servicio y ayuda a los demás: Ser miembro de una iglesia ofrece oportunidades para servir a la comunidad y brindar apoyo a quienes lo necesitan, promoviendo la práctica del amor y la compasión hacia el prójimo. De este tema hablaré más en otro post.

5. Enfoque espiritual y fortaleza de la fe: La asistencia regular a la iglesia contribuye a mantener el enfoque en lo espiritual, al nutrirse de la comunión con otros creyentes y recibir orientación espiritual de líderes y pastores.

6. Unidad y vulnerabilidad: La iglesia, como el cuerpo de Cristo, acoge a personas imperfectas, promoviendo la aceptación de la vulnerabilidad, la necesidad del arrepentimiento y la restauración espiritual, y la vida compartida con otros.


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Como alguien que ha dedicado toda su vida a congregarse, he sido testigo de las debilidades de la iglesia como institución. He visto cómo se han cometido errores, cómo se han tomado decisiones cuestionables y cómo se han descuidado responsabilidades importantes. Pero también he sido testigo de innumerables momentos de gracia, de amor desinteresado y de impacto transformador en las vidas de las personas.


Es crucial reconocer que, a pesar de las fallas, existen iglesias comprometidas con la verdad de la Palabra de Dios y con el llamado de ser luz en un mundo oscuro. Estas comunidades de fe son verdaderos oasis espirituales, donde se predica la verdad con amor, se adora a Dios con himnos espirituales y se fomenta el crecimiento espiritual. Son lugares donde el liderazgo está enfocado en servir y no ser servido, donde las personas son animadas a buscar el arrepentimiento de sus pecados y donde el objetivo principal es conocer y parecerse más a Jesús.


Por eso, aunque entendemos las razones por las cuales algunos cristianos pueden perder la fe en la iglesia como institución, queremos ofrecer un mensaje de esperanza y aliento. Si estás pasando por un momento de decepción o desilusión, te animamos a no renunciar a la comunidad de creyentes.


Busca una iglesia donde puedas encontrar el apoyo espiritual y emocional que necesitas, y donde puedas crecer en tu relación con Dios y con los demás creyentes. Aunque ninguna iglesia será perfecta, hay muchas que son verdaderos testimonios del amor y la fidelidad de Dios. Vivamos este principio: Hebreos 10:25 (NVI): "No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca."

 
 
 

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