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¿Por qué se "enfría" el corazón de un hijo de Dios?

  • Foto del escritor: Fernando Arias
    Fernando Arias
  • 17 may 2023
  • 3 Min. de lectura

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El concepto de "enfriamiento del corazón" en relación con un hijo de Dios generalmente se refiere a una disminución en la pasión, el compromiso o la fervorosa devoción hacia la fe y la relación con Dios.

Aunque las razones detrás de esto pueden variar, según la situación y la experiencia personal de cada individuo, aquí hay algunas posibles explicaciones:


1. Distracciones y preocupaciones mundanas: Las responsabilidades y las preocupaciones de la vida cotidiana pueden desviar la atención de una persona de su relación con Dios. Las ocupaciones laborales, las relaciones personales, los deseos materiales o las metas mundanas pueden consumir tiempo y energía, dejando menos espacio para la espiritualidad.


¿Qué dice la Biblia al respecto? Mateo 6:33: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Y 1a Juan 2:15-17 nos recuerda: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él."


2. Pérdida de conexión espiritual: La escasa participación activa en la comunidad espiritual, la falta de lectura de la Palabra de Dios, la falta de oración o la ausencia de otros hábitos espirituales (por ejemplo: el ayuno y la adoración) pueden conducir a un distanciamiento de la fe. La falta de alimento espiritual termina desnutriendo la relación con Dios, y por consiguiente, el espíritu "se apaga".


2 Timoteo 3:16-17 nos dice lo siguiente: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra."


3. Dificultades y pruebas: Las pruebas y dificultades en la vida, como la pérdida de seres queridos, enfermedades, desafíos emocionales o problemas personales -o conyugales-, pueden afectar la fe y llevar a una sensación de desapego o descontento con Dios.


Recordemos las palabras de 1 Pedro 5:7: "Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros."


4. Falta de crecimiento espiritual: La falta de un crecimiento espiritual continuo puede llevar a una falta de entusiasmo o pasión en la relación con Dios. Si una persona se estanca en su fe y no busca profundizar su comprensión espiritual, es posible que experimente un enfriamiento del corazón.


2 Pedro 3:18: "Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo...". Hoy es común escuchar a las personas decir que necesitan "una pausa". En la mayoría de veces, he observado que esas pausas, no sólamente son innecesarias sino hasta peligrosas. Son acomodamientos que estancan nuestro crecimiento y madurez espiritual.


5. Influencias negativas: Las influencias negativas, ya sean personas o entornos, pueden desviar a alguien de su fe y sus valores espirituales. La presión social, las dudas intelectuales, las críticas o los malos ejemplos pueden minar la confianza y la convicción en la vida espiritual.


1 Corintios 15:33: "No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres." Cuida mucho a quién buscas en tus desahogos emocionales. Las malas conversaciones, o aquellas que tenemos con las personas incorrectas, pueden corromper nuestra relación con el Señor, gradualmente.


Es importante tener en cuenta que cada individuo es único y las razones detrás del enfriamiento del corazón pueden variar. Sin embargo, si alguien experimenta un enfriamiento espiritual, puede ser útil buscar ayuda con líderes o hermanos en la fe; buscar grupos de fe solidarios, estudiar y reflexionar sobre aquellos que las escrituras dicen respecto de nuestras actitudes y comportamiento, y por supuesto, dedicar tiempo para la oración y la meditación en busca de una mayor cercanía con Dios.


El propósito de este artículo es hacer una reflexión sobre las razones por las cuales tu corazón y tu relación con Dios podrían haberse enfriado. Es el primer paso: el reconocimiento de que tu vida espiritual y tu relación con Jesús no está en las condiciones que anteriormente estaba. Reconocerlo será el primer paso para recuperar tu pasión, compromiso y tu devoción hacia Dios. En consecuencia, verás tu entorno ordenarse, incluyendo las relaciones más importantes de tu vida, y tu mente recuperar la paz que quizás haz ido perdiendo hasta hoy. ¡Ánimo! Ora... es un buen punto para comenzar el viaje hacia tu restauración.

 
 
 

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