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¿Qué significa ser creados a imagen y semejanza de Dios?

  • Foto del escritor: Fernando Arias
    Fernando Arias
  • 21 jun 2023
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 10 feb


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Hoy nos sumergiremos en la maravillosa narrativa de la creación del hombre según la Biblia, en la que se revela el amor y el propósito detrás de nuestra existencia. Prepáremonos para descubrir la belleza de nuestro origen y la importancia de reconocer nuestra identidad en Dios.


En Génesis 1:26-27, leemos: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.


¡Qué asombroso es saber que fuimos creados a imagen y semejanza del Creador mismo!


Lo anterior significa que tenemos un valor inmenso y una identidad única en el plan de Dios. Tú eres un reflejo de la gloria de Dios y has sido diseñado para reflejar su carácter en todo lo que haces. Tu existencia no es casualidad, sino parte de un propósito eterno trazado por Dios. (Repite dos veces más esta última oración.)


En adición, es fundamental comprender que somos seres tricotómicos, compuestos por cuerpo, alma y espíritu. En 1 Tesalonicenses 5:23, Pablo nos exhorta: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Esta enseñanza nos muestra la integralidad de nuestra existencia.


Nuestro cuerpo, maravillosamente creado, es el instrumento que Dios nos ha dado para vivir en este mundo y servirle. Nuestra alma abarca nuestras emociones, pensamientos y voluntad, y es en nuestra alma donde experimentamos la vida emocional y racional. Por último, nuestro espíritu es la parte de nosotros que puede conectarse con el Espíritu Santo y tener comunión con Dios. Cada uno de estos elementos tiene una conexión con la Trinidad.


Reconocer esta tricotomía nos invitará a cuidar y equilibrar cada aspecto de nuestro ser, buscando la plenitud y su alineación con Dios. No descuidemos nuestro cuerpo, mantengamos nuestra alma en sintonía con la verdad y la sabiduría de Dios, y cultivemos nuestro espíritu a través de la oración, la adoración y el estudio de la Palabra.


Valorar que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios nos llena de asombro y nos impulsa a vivir en armonía con su propósito para nosotros, su creación. Reconocer nuestra identidad en él nos anima a buscar la santidad y a parecernos más a Jesús.


¡Que esta revelación inspire en nosotros una profunda gratitud y un anhelo de vivir en plenitud como hijos amados del Altísimo!

 
 
 
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