Restauración y Restitución
- Fernando Arias
- 23 feb
- 3 Min. de lectura

Hoy quiero compartir contigo una reseña sobre mi más reciente mensaje predicado en Resplandece en torno a la serie -evangelio-. En la parábola del hijo pródigo, Jesús revela con amor la condición del corazón humano y la increíble gracia del Padre. Nos muestra que todos necesitamos ser restaurados y restituidos por Dios, ya sea que nos demos cuenta o no.
En esta historia, narrada en Lucas 15, encontramos dos hijos, dos caminos, pero una misma necesidad: ser alcanzados por la misericordia del Padre.
El hijo menor: Prendas gastadas y un corazón roto

El hijo menor representa a aquellos que se alejan de Dios buscando satisfacción en lo que el
mundo ofrece. Deja la casa del Padre, gasta su herencia en placeres y termina alimentando cerdos, cubierto de suciedad y vergüenza. Su ropa rota y manchada es un reflejo de su alma desgastada.
Cuando finalmente vuelve a casa, esperando ser tratado como un siervo, el padre corre a su encuentro, lo abraza y lo restaura. Le quita las prendas sucias y le pone las mejores ropas, un anillo y sandalias. Es un acto de restauración: le devuelve su dignidad y su identidad como hijo.
“Pónganle el mejor vestido, pónganle un anillo en su dedo y sandalias en sus pies” — Lucas 15:22
El hijo mayor: Prendas pulcras, pero un corazón endurecido
El hijo mayor nunca se fue, pero su corazón estaba lejos. Era obediente, trabajador y aparentemente impecable, pero su reacción al ver la gracia del padre hacia su hermano revela lo que había dentro: resentimiento, orgullo y una falta de comunión verdadera con su padre.
Su ropa estaba limpia, pero su corazón estaba cargado de heridas invisibles. Él también necesitaba restauración, aunque no lo sabía. El padre sale a buscarlo y lo invita a entrar a la celebración, mostrándole que su amor no se gana con esfuerzo, sino que siempre ha estado disponible para él.
“Hijo mío, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo” — Lucas 15:31
¿Con cuál hijo te identificas?
Todos somos alguno de estos hijos en distintos momentos de la vida. A veces somos como el hijo menor, con nuestras almas cubiertas de las manchas de malas decisiones y pecados evidentes. Otras veces somos como el hijo mayor, luciendo espiritualmente correctos por fuera, pero con grietas internas que solo Dios puede sanar.
Sin importar cuál sea nuestra condición, Jesús vino a buscar a ambos. Su amor restaura lo que está roto y su gracia restituye todo lo que creíamos perdido o inalcanzable.
El corazón como una casa: Restaurar las ruinas y restituir lo perdido

Imagina que tu corazón es una casa. Una casa que, con el tiempo, las tormentas de la vida y nuestras propias decisiones equivocadas, ha terminado en ruinas. Las paredes están agrietadas, el techo se cae a pedazos y los muebles —que representaban la paz, la alegría y la esperanza— han sido robados o destruidos. Esa casa somos nosotros sin Jesús. Cuando dejamos entrar a Cristo, Él comienza una obra de restauración profunda. Reconstruye las paredes quebradas, sana las heridas ocultas, derriba los cimientos de mentira y culpa y vuelve a levantar una casa firme y segura. Nos restaura desde adentro hacia afuera.

Pero Jesús no solo arregla la estructura, también restituye lo que se perdió. En el caso de la casa, la amuebla, la limpia y la deja hermosa. Así también lo hace con nosotros, devuelve la paz que creíamos imposible, la identidad de hijos que habíamos olvidado y los sueños que pensábamos que estaban muertos. Llena cada rincón vacío con su presencia y convierte nuestro corazón en un verdadero hogar.
“Serán reconstruidas las ruinas antiguas, levantarás los cimientos de generaciones pasadas” — Isaías 58:12
Jesús hace nuevas todas las cosas
La obra de Cristo es completa: restaura lo que está roto y restituye lo que fue robado. No importa cuán desgastadas estén nuestras prendas o cuán devastada esté nuestra casa interior, su amor tiene el poder de hacer todo nuevo.
Si hoy te sientes lejos o dañado, recuerda que hay un Padre que te espera con los brazos abiertos. Él quiere vestirte con nuevas ropas, reconstruir tu corazón y devolverte la plenitud que solo se encuentra en su presencia.
Te animo a escuchar este mensaje en las plataformas: Spotify, Podcasts (Apple) y IVOOX. Pronto estará disponible para que puedas escucharlo y compartirlo con tus seres queridos.
¿Dejarás que Jesús restaure y restituya tu vida hoy? Ora y abraza su amor y misericordia. ¡Nada es imposible!



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