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Sobre la Restauración en Cristo y el Kintsugi

  • Foto del escritor: Fernando Arias
    Fernando Arias
  • 29 jun 2024
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 1 jul 2024


En nuestra búsqueda constante de entender y explicar la obra restauradora de Dios en nuestras vidas, es natural que busquemos metáforas y analogías que nos ayuden a visualizar lo que Jesús hace por nosotros. Una de estas metáforas que ha ganado popularidad es el arte japonés del Kintsugi.


Este arte consiste en unir piezas rotas de cerámica con oro, creando una obra que celebra las cicatrices y fracturas como parte de su historia. Aunque esta práctica puede parecer una hermosa representación de resiliencia y restauración, es importante considerar si realmente refleja lo que la Biblia nos enseña sobre la restauración divina.


La restauración en Cristo

La Biblia es clara al describir la restauración que Dios realiza en nuestras vidas. No somos simplemente piezas rotas que Dios vuelve a unir, sino que somos transformados en una nueva creación. El apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 5:17: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." Este versículo subraya que en Cristo no somos simplemente reparados, sino que somos transformados en algo completamente nuevo.


Además, en Ezequiel 36:26, Dios promete: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne." Aquí, Dios no habla de remendar lo que está roto, sino de darnos algo completamente nuevo, un corazón renovado y un espíritu nuevo.


El Kintsugi y su connotación cultural

El Kintsugi es un arte japonés que tiene sus raíces en una cultura y filosofía completamente ajenas al cristianismo. Este arte celebra la historia y las cicatrices de una pieza rota, uniéndola con oro para crear algo hermoso. Sin embargo, sus orígenes no tienen una connotación cristiana ni provienen de una idea temerosa de Dios. Aunque la metáfora puede parecer inspiradora, no debemos olvidar que la restauración que Dios realiza en nuestras vidas es mucho más profunda y transformadora.


Es crucial discernir y reflexionar a la luz de la Palabra de Dios. Sin darnos cuenta, podemos aceptar conceptos que, aunque son culturalmente hermosos, no se alinean con las verdades bíblicas. Así como no usamos elementos egipcios, mayas o aztecas como inspiración para explicar nuestra relación con Dios; de la misma manera, debemos ser cautelosos al adoptar metáforas de otras culturas que no reflejan fielmente la enseñanza bíblica y la manera que Dios opera en nosotros.


El Kintsugi es un arte que celebra la belleza en la reparación de lo roto, y eso es algo admirable. Sin embargo, cuando se trata de nuestra restauración espiritual, la Biblia nos enseña que Dios nos hace nuevos. En Cristo, no somos simplemente piezas remendadas, sino nuevas criaturas, renovadas y transformadas.


Espero no generar polémica ni herir susceptibilidades con esta reflexión. Mi intención es buscar y predicar la verdad bíblica lo mejor que puedo. Conocí el Kintsugi hace muchos años y me impresionó profundamente este arte japonés. Sin embargo, en cuanto a la obra restauradora de Dios en nosotros, debemos permitir que Él nos haga nuevos odres, para que podamos contener el vino nuevo que desea derramar en nosotros (Mateo 9:17).


“Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo.” Colosenses‬ ‭2‬:‭8‬ ‭LBLA‬‬

La obra de Dios en es una transformación completa, y es en esa verdad que debemos basar nuestra fe y nuestra comprensión de su poder restaurador.

 
 
 

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