Sobre la Restauración en Cristo y el Kintsugi
- Fernando Arias
- 29 jun 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 ago

En nuestra bĆŗsqueda constante de entender y explicar la obra restauradora de Dios en nuestras vidas, es natural que busquemos metĆ”foras y analogĆas que nos ayuden a visualizar lo que JesĆŗs hace por nosotros. Una de estas metĆ”foras que ha ganado popularidad es el arte japonĆ©s del Kintsugi.
Este arte consiste en unir piezas rotas de cerÔmica con oro, creando una obra que celebra las cicatrices y fracturas como parte de su historia. Aunque esta prÔctica puede parecer una hermosa representación de resiliencia y restauración, es importante considerar si realmente refleja lo que la Biblia nos enseña sobre la restauración.
La restauración en Cristo
La Biblia es clara al describir la restauración que Dios realiza en nuestras vidas. No somos simplemente piezas rotas que Dios vuelve a unir, sino que somos transformados en una nueva creación. El apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 5:17: "De modo que si alguno estĆ” en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquĆ todas son hechas nuevas." Este versĆculo subraya que en Cristo no somos simplemente reparados, sino que somos transformados en algo completamente nuevo.
AdemĆ”s, en Ezequiel 36:26, Dios promete: "Os darĆ© corazón nuevo, y pondrĆ© espĆritu nuevo dentro de vosotros; y quitarĆ© de vuestra carne el corazón de piedra, y os darĆ© un corazón de carne." AquĆ, Dios no habla de remendar lo que estĆ” roto, sino de darnos algo completamente nuevo, un corazón renovado y un espĆritu nuevo.
El Kintsugi y su connotación cultural
El Kintsugi es un arte japonĆ©s que tiene sus raĆces en una cultura y filosofĆa completamente ajenas al cristianismo. Este arte celebra la historia y las cicatrices de una pieza rota, uniĆ©ndola con oro para crear algo hermoso. Sin embargo, sus orĆgenes no tienen una connotación cristiana ni provienen de una idea temerosa de Dios. Aunque la metĆ”fora puede parecer inspiradora, no debemos olvidar que la restauración que Dios realiza en nuestras vidas es mucho mĆ”s profunda y transformadora.
Es crucial discernir y reflexionar a la luz de la Palabra de Dios. Sin darnos cuenta, podemos aceptar conceptos que, aunque son culturalmente hermosos, no se alinean con las verdades bĆblicas. AsĆ como no usamos elementos egipcios, mayas o aztecas como inspiración para explicar nuestra relación con Dios; de la misma manera, debemos ser cautelosos al adoptar metĆ”foras de otras culturas que no reflejan fielmente la enseƱanza bĆblica y la manera que Dios opera en nosotros.
El Kintsugi es un arte que celebra la belleza en la reparación de lo roto, y eso es algo admirable. Sin embargo, cuando se trata de nuestra restauración espiritual, la Biblia nos enseña que Dios nos hace nuevos. En Cristo, no somos simplemente piezas remendadas, sino nuevas criaturas, renovadas y transformadas.
Espero no generar polĆ©mica ni herir susceptibilidades con esta reflexión. Mi intención es buscar y predicar la verdad bĆblica lo mejor que puedo. ConocĆ el Kintsugi hace muchos aƱos y me impresionó profundamente este arte japonĆ©s. Sin embargo, en cuanto a la obra restauradora de Dios en nosotros, debemos permitir que Ćl nos haga nuevos odres, para que podamos contener el vino nuevo que desea derramar en nosotros (Mateo 9:17).
āMirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofĆa y vanas sutilezas, segĆŗn la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no segĆŗn Cristo.ā Colosenses⬠ā2ā¬:ā8⬠āLBLAā¬ā¬
La obra de Dios en es una transformación completa, y es en esa verdad que debemos basar nuestra fe y nuestra comprensión de su poder restaurador.